Al norte llego la primavera y al sur el otoño. Yo estoy en la mitad, en todos los sentidos.
En Bogotá no existen ninguna de estas estaciones, mis favoritas, pero el clima es una mezcla rara de lluvias otoñales y esporádicas salidas de un sol picante anunciando días de calor. Pero nada pasara, ni frío invernal ni calor de verano, solo el mix. Sin embargo, últimamente solo llueve, mucho, poco, suave, durisimo! Pero llueve.
El clima, las oscuras nubes grises y las brillantes superficies que iluminan los rayos del tropical sol crea fantásticos contrastes de colores. Es así como desenterré del desordenado ático de mi memoria la colección de otoño-invierno, 2010-2011 de Balenciaga. Ropa que usaría para volver a pasear por Buenos Aires, por ejemplo, que debe estar en pleno otoño ya. El gris no es un color que muchos quieran, por no ser ni carne ni pesado o ya sea por lo lúgubre de su tono que mimetiza a la mas colorida personalidad en cualquier jungla de concreto. Lo que pasa por alto es que el gris permite disfrutar mas de cualquiera que sea el color que lo acompañe. Es así como en esta colección los pasteles se toman el poder, con la ayuda del gris, y parecen brillar como neón. Nicolas Ghesquiere creo diseños tecnológicamente complejos, combinando el antiguo tejido de punto con materiales completamente nuevos para lo cual fue necesaria la instalación de láser y nueva maquinaria en el atelier de Balenciaga. A unos el desfile les recordó 2001: Odisea del espacio de Stanley Kubrik, otros notaron la inspiración en el arte moderno y a mi me hace pensar en la luz y las oscuras nubes grises, la ciudad brillando, ese contraste de la lluvia con sol!
Balenciaga fall winter 2010 2011
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